Apenas puedo escuchar mis pensamientos ¿Por qué la gente habla tan alto?
Es fácil distraerse con la conversación de la mesa de al lado aunque no quiera. De hecho, no me interesa lo más mínimo.
Sin poder controlarlo, mis oídos empiezan a percibir todos los sonidos de mi alrededor. Puedo escuchar las cucharas chocando entre sí con desprecio. A nadie le importa una cuchara. Observo cómo los platos hacen fila para el siguiente servicio, están esperando el peso de una taza caliente. La presión de la leche me indica que ese momento se acerca y es cuando recuerdo las ganas que tenía de tomarme un café.
Doy un sorbo, no sin antes darle vueltas con una cucharilla aunque no lleve azúcar. Creo que a mí sí me importan las cucharas. ¡Uy! qué caliente está.
Acabo de darme cuenta que en el local suena una música de fondo que no puedo identificar. ¿Habrá estado sonando todo el tiempo que llevo aquí?
A mi izquierda se ha sentado un hombre joven muy bien vestido. Ha abierto su maletín y de él ha sacado un portátil. Mientras lo enciende da el primer sorbo a su café. No me he fijado si él también usa cucharilla sin azúcar, eso me haría sentir menos rara. Sus dedos golpean el teclado tan rápido y con tanta fuerza que parece nervioso. Me han entrado ganas de escuchar ese sonido bajo mis dedos. Escribiré algo cuando llegue a casa. Mientras lo observo, pienso si le gusta su trabajo. ¿Habrá sido él quién ha elegido vestir así o se ha visto obligado a hacerlo?Siempre que veo a alguien trabajando con su portátil también me pregunto: ¿será feliz?
♪♪ Sueño contigo, qué me has dado… ♪♪
¿Quién lleva esta canción como tono de móvil en 2025?
-¡Hola! ¿Estás ya de camino? Tranquila, nosotras acabamos de llegar. El tráfico estaba imposible. Todavía no hemos pedido, no te preocupes que no empezaremos la reunión sin ti
Genial… no me he dado cuenta al sentarme que detrás de mí hay una mesa ideal para eso. La verdad es que, ahora que me fijo, yo también la elegiría para una reunión. Es redonda, no muy grande y perfecta para tener un buen contacto visual. Solo espero que no alcen demasiado la voz. No me gustaría enterarme de una nueva conversación.
Creo que me estoy haciendo mayor. No me gusta el ruido y remuevo el café por la costumbre de hacerlo aunque no lleve azúcar. Antes no me pasaba. Quizá es que…
- ¡Verónica! ¿me estás escuchando?
Mierda, se me ha olvidado que venía acompañada.