Me llamo Verónica y «soy bruja». Siento cosas en mi estómago cuando estoy frente a ciertas personas y eso me provoca rechazo hacia ellas sin saber porqué. Suenan las alarmas y la barrera de mi parcela emocional se hace impenetrable. Pero no soy bruja, es simplemente intuición.
Las personas que la tenemos desarrollada o bien hemos tomado conciencia de ella, tenemos la fortuna de ver cosas que otros no ven, llegando a sitios de la mente que la mayoría no llega.
El mundo no parece estar preparado para personas con cierta sensibilidad
Tener esta habilidad natural, este tipo de inteligencia, puede superarnos. Hasta que tomamos conciencia pasamos media vida creyendo que tenemos un superpoder o que es cosa de brujería. Pero en realidad es otro tipo de inteligencia o incluso otro sentido más, un sexto sentido. Empiezo a creer que tenemos más de cinco sentidos. Pensar que el ser humano solo tiene cinco es demasiado limitante. Tenemos más habilidades por desarrollar de las que somos conscientes, ya sea porque estamos programados así o porque nos da miedo averiguar más de nosotros.
La intuición nos da poder y seguridad pero también alguna que otra molestia en el estómago. De ahí que a veces experimentar esas sensaciones no sea tan agradable. Aun así no la cambio por nada, es su manera de avisarme.

Se dice que tenemos otro cerebro, nuestro estómago. De ahí que a mí me moleste tanto cuando mi intuición actúa. Es como si alguna energía extraña me dijera lo que tengo que hacer. No la siento en la cabeza en forma de vocecita que me habla, la siento en el estómago. Cuando eso pasa no pienso más allá, hago caso y actúo. Hay algo en mí que me da confianza y sé que estoy en el buen camino. Es saber que no me equivoco. Porque el indicador de haber tomado una buena o mala decisión, no es que las cosas salgan como queremos, es haberla tomado desde la seguridad y la libertad. Porque si no ha salido como queremos, es que hay algo que todavía nos falta por aprender. Lo que ahora es bueno para mí no tenía porqué serlo en el pasado. Todo cambia, yo cambio, evoluciono. Por lo tanto la decisión anterior era correcta en su tiempo, aunque ahora quizá tomase otra.
Las decisiones importantes debemos tomarlas con serenidad y conciencia porque no siempre estamos en el mejor momento para decidir. La intuición va más allá de dejarse llevar porque, en algunas situaciones, dejarse llevar por las emociones tampoco es buena idea. Sobre todo si no estamos sanos emocionalmente. ¿Quién no la ha cagado alguna vez? Como toda sanación emocional y ejercicio de autoconocimiento, no es ni fácil ni rápido pero es posible. Todos podemos hacerlo.
Si nos escucháramos un poquito más, si nos prestáramos más atención, nos sorprendería todo lo que somos capaces de hacer con nuestra mente. Porque, ¿qué pasa cuando nuestra mente enferma? Que debemos hacernos cargo de ella. Porque todo lo que nos ocurra dentro, es cosa nuestra. Es nuestro trabajo y nuestra responsabilidad atendernos. La intuición juega un papel muy importante en el crecimiento personal y en nuestro bienestar. Saber desarrollarla no nos libra de malas experiencias o de que nos engañen alguna vez, pero no solo ayudará a que pase con menos frecuencia, sino que ayudará a descubrir una parte de nosotros desconocida. Podemos ser conscientes de ella a una edad muy temprana pero no siempre es así, esto nos puede pasar en cualquier momento. Para mí, descubrirla en mi edad adulta fue como quitarme una venda de los ojos, y con ello ver un mundo nuevo.
Todos sabemos qué es la intuición pero, ¿la conocemos realmente?

La intuición es muy necesaria para gestionar emociones. Llegué a hablarlo con mi psicóloga porque creía estar más «loca» de lo que estaba al empezar terapia. Soy bruja, tengo un tercer ojo y mi campo de visión es mayor…
Primero, no estaba loca ni antes ni después de la terapia. Cosa que nos hacen pensar cuando somos valientes y mostramos nuestras debilidades, eligiendo curarnos de aquello que nos está pasando a pesar de escuchar esas barbaridades.
Y segundo, lo que ocurre con la intuición es que te da el superpoder de notar las cosas antes de que ocurran. Eso no es otra cosa que conocernos tanto a nosotros mismos que somos capaces de conocer también a los demás. Observamos sin observar. Las imágenes simplemente llegan a la cabeza sin intervenir conscientemente. Y de nuevo esa energía pasa por el estómago advirtiéndonos de algo. Y no se trata del instinto, que es pura supervivencia en el acto, es sentir que algo en nuestro interior indica que estamos tomando la decisión adecuada.
La intuición se comunica a través de nosotros con energía y es difícil aprender a interpretarla pero una vez lo hacemos, nuestra comprensión del mundo cambia.

No sé porqué estoy haciendo esto pero sé que debo hacerlo. Siento algo dentro de mí que me dice que es lo correcto. Lejos de influencias, de educación y de creencias me siento libre. Pero soy rara. Soy bruja