El año se acaba y con él llegan los nuevos propósitos: me voy a cuidar más, empezaré esa terapia que tengo pendiente, veré a las personas que quiero con más frecuencia… Y así una lista interminable de objetivos que, probablemente, ya pusiste en la lista el año anterior. ¿Por qué tenemos la costumbre de esperar a que un calendario nos diga que un ciclo se ha cerrado? Creemos que el contador se pone a cero solo y que este 1 de enero, milagrosamente, algo va a cambiar en nosotros. Año nuevo; vida nueva.
Esperar que la vida me cambie un lunes, en septiembre o en año nuevo (momentos clave de propósitos) es como dejar las zapatillas el día 5 de enero por la noche y esperar a que los Reyes Magos me dejen un regalo por lo bien que me he portado.
Claro que necesitamos tener propósitos en la vida, buscar objetivos. Claro que no hay que perder la esperanza e ilusión por las cosas. Pero somos nosotros los que debemos hacerlo. No hay que pedir y esperar, hay que creer para crear. Pero sobre todo hay que hacer y empezar a tener presente que lo que necesito, lo necesito ahora. Porque el momento es hoy, no mañana porque ha empezado el año. No el lunes porque empieza la semana. No en septiembre porque empieza la rutina.
Cuidarte no significa dejar de cuidar, quererte no significa dejar de querer. A veces, aunque parezca contradictorio, solemos dejar lo importante para lo último: a nosotros mismos. Parece que eso puede esperar. Siempre hay alguien que te necesita, siempre hay alguien que cuenta contigo, siempre hay algo que se espera de ti. Pero si tú no te cuidas, ¿quién lo va a hacer? ¿Por qué lo tuyo puede esperar? ¿En que momento nos parece buena idea no ser los protagonistas de nuestra vida?

Y no estoy hablando de desatender a los demás: pareja, hijos, familia… hablo de tenerte presente y cuidarte como cuidas al resto. Porque hay momentos en los que toca cuidar y olvidarse un poco de uno mismo, el amor trata de eso, pero como siempre digo: no puedes desaparecer. El amor no es sacrificio, es dar desde la más absoluta paz, donde yo me quiero y me cuido para poder dar todo eso a los que me importan. Pero parece que ese cuidado hacia uno mismo puede aplazarse y ser señalado en el calendario.
La de veces que el 31 de diciembre he hecho todo lo que supuestamente hay que hacer para empezar el año bien. Me llenaba de esperanza e ilusión, pensando que por arte de magia algo cambiaría de verdad. Esa tristeza se iría, vendrían días mejores, mi familia cambiaría… La mayoría de cosas que deseaba no dependían de mí, por lo que no estaba en mi mano cambiarlas, pero yo no lo veía. Creía que con esa ilusión y mi lista de propósitos tendría suficiente. Porque a veces vivimos pensando en todo eso que nos merecemos y que la vida nos debe. Cuando en realidad la vida no nos debe nada. Somos nosotros los que debemos darle a la vida, aceptando aquello que no podemos cambiar y aprendiendo de todos los mensajes que nos ofrece para que nos centremos en lo que sí depende de nosotros.

Y no quiero dar un mensaje pesimista porque en el fondo sea un poco Grinch. Todo lo contrario, es un mensaje optimista de que todo aquello que está en tu mano cambiar, puedas empezar a cambiarlo sin esperar al 1 de enero.
La de posibilidades que se abren ante nosotros cuando nos hacemos responsables de nuestro bienestar. Cuando nos ocupamos de lo que nos tenemos que ocupar y nos ponemos manos a la obra en eso de cambiar actitudes. Es maravilloso ponerse frente a esas circunstancias a resolver para afrontar nuestros miedos y preguntarnos qué es lo que tenemos que hacer para mejorar aquello que hasta ahora no ha estado funcionando.
A veces nos confundimos de objetivos porque no hemos sabido escucharnos. No hemos sabido entendernos ni sernos sinceros. Porque si lo fuésemos, no esperaríamos a una fecha concreta para empezar algo que sabemos que necesitamos empezar ya.
La de veces que he escuchado las frases: ahora no, más adelante, no es el momento, no puedo... como si el momento no fuese ahora.
« Qué bueno es el ejercicio: ¿Qué necesito?, ¿hacia dónde quiero ir realmente? »
Hay momentos en los que estamos en modo huida, porque a veces cuesta ir a por lo que quieres. Pero tarde o temprano hay que dejar de huir. Estar demasiado tiempo escapando de lo que nos da miedo es como darle una patada tan fuerte a tus objetivos que los pierdes de vista. Te olvidas de tu brújula y con ello te alejas del propósito de tu vida. El resultado es muy diferente si encaramos la vida desde lo que queremos conseguir y no desde lo que queremos evitar.
Piensa en ello, piensa en lo que quieres hoy. No busques excusas para empezar mañana. Damos por hecho que hay tiempo para todo y que el mañana existe. Evidentemente forma parte de la supervivencia, tampoco hay que ser cenizos y vivir pensando que no va a haber un mañana. Pero es bueno tenerlo presente para hacer aquello que sí es importante. Si ponemos una fecha en el calendario, lo más probable es que llegado el día encontremos motivos para no hacerlo. Somos así, nos encanta contarnos mentiras. Lo peor de todo es cuando nos las repetimos tantas veces que las convertimos en verdad.
Tú eres más importante que toda esa lista de cosas que se esperan de ti. Llénate de propósitos, objetivos y vivencias que le den sentido a tu vida. No esperes a que llegue el próximo año, tu momento es ahora.

“Trabajar a diario en la dirección adecuada nos permite poner contadores a cero en cualquier época del año”
Una vez más, me ha encantado leerte. Ha sido un momento de reflexión justo para estos días que tanto nos gusta echar la vista atrás y hacer un remember de todo lo vivido.
Cómo aportación a tu publicación, sólo puedo decir que únicamente he encontrado resultados en mis propósitos cuando no me he puesto una fecha de inicio, simplemente ha sido en ese momento oportuno el empezar con algún cambio o puesta en marcha de algún proyecto, de forma inesperada y sin preparar.
Cuando he intentado ponerme fechas para empezar algún cambio siempre he acabado procrastinando y buscando excusas para no ponerme a ello.
Cómo bien dices, el momento es ahora, cuando queramos, no cuándo calendaricemos.
Gracias por tus reflexiones ❤️
Nos encanta que hayas hecho una aportación. Este blog también trata de eso, de compartir experiencias para que todos podamos aprender.
A veces, el no preparar nada nos da mejores resultados porque lo hacemos cuando realmente estamos en nuestro momento de hacerlo.
Gracias Eva por tus comentarios y por compartir.