Nos pasamos el día hablando pero no nos comunicamos. No sabemos hacerlo, lo hemos olvidado. Los animales en cambio se comunican constantemente, les va la vida en ello. Nosotros, por contra, nos creemos capaces de sobrevivir a cualquier cosa. Tenemos mucho que aprender de ellos.

Escuchar

Cuando hablamos solemos hacer tres cosas: contar lo bien que nos va, contar lo desgraciados que somos o bien repetir lo que vamos escuchando por ahí sin plantearnos si eso nos pertenece o no. Ya sea en las noticias, vecinos, compañeros de trabajo… pero, ¿cuántas conversaciones de calidad tenemos al día? Da miedo pensarlo.

Me parece a mí que no tenemos muy claro qué es la comunicación, entre otras cosas, porque no sabemos escuchar. Sin la escucha no hay comunicación. Eso tan típico de que si tenemos dos oídos y una boca es por algo. Pues sí, por algo es.

A mí me gusta hablar, más cuando mantengo una conversación interesante. Y si puedo aportar algo de mi experiencia que pueda ayudar, mejor. En eso he salido a mi madre, en que me guste hablar. Mi madre habla sin parar, aunque no voy a entrar en detalles si son o no interesantes sus monólogos. Con ella no existen los silencios incómodos y oye, eso se agradece. Además, es muy graciosa, tiene esa gracia natural, pero me estoy yendo del tema. Como ves, yo también tengo mis momentos de monologuista. 

Hablar sin parar, para mí no es comunicarse, es hablar sin parar. No estás escuchando. Querer tener la razón tampoco lo es. No estás escuchando. Querer imponer tus ideas, menos. Sigues sin escuchar. Yo hablo de la comunicación efectiva, comunicación emocional podría decir, que es en lo que se basa este blog; en las emociones.

No sé si conoces el juego de el teléfono escacharrado. Ese en el que una persona le dice una palabra a otra y ésta, entre interferencias, debe entender lo que ha dicho. Ella, convencida de que lo ha entendido perfectamente, debe repetir esa palabra a un tercero en su misma situación. Y así con todos los jugadores. El último debe adivinar de qué palabra se trata. Evidentemente no la adivina nunca, la información ha pasado por tantas personas que ha acabado distorsionándose. Y es algo que solemos hacer en todos los ámbitos de nuestra vida: distorsionar lo máximo posible hasta tener la razón.

Si eso nos pasa en el trabajo la podemos liar pero bien. Que se acabe haciendo lo contrario de lo que nos han pedido porque hemos entendido otra cosa puede suponer un despido o un accidente, que es mucho peor.
¿Qué consecuencias tiene esa falta de comunicación en nuestra vida personal? Las consecuencias que tiene la falta de comunicación en nuestra vida personal, entre otras cosas, pueden derivar incluso en la ruptura de relaciones importantes. Y hablo de cualquier tipo de relación. Tener relaciones de calidad nos da seguridad y autoestima, por lo tanto debemos cuidar también cómo nos comunicamos. Aunque no lo parezca, saber comunicarse aporta mayor confianza y menos miedos.

Para que haya una buena comunicación, no solo debe enviarse bien el mensaje sino que también debe recibirse correctamente. Solemos entender lo que queremos, según tengamos la cabeza por aquello que nos preocupa en ese momento, así nos vamos a tomar el mensaje. Y ahí seguimos sin escuchar. Claro que sería maravilloso que nos entendieran a la primera, pero el humano es experto en hacer de lo sencillo algo complicado. 

No podemos controlar el mensaje que recibe la otra persona, eso es verdad. Pero no por ello debemos dejar de expresar cómo nos sentimos por miedo a que nos malinterpreten o incluso a mostrar nuestras debilidades. Y tampoco debemos tener miedo a escuchar aquello que no nos gusta. 

Expresarse

No podemos comunicarnos si no sabemos escuchar, pero tampoco podemos hacerlo si no sabemos expresar sin miedo lo que necesitamos.

Yo siempre me he expresado mejor escribiendo que hablando, pues he utilizado la escritura para decir todo aquello que verbalizando no he podido. Ahora, aunque sigo escribiendo mejor que hablo (eso es algo que debo asumir), ya no tengo miedo a decir cómo me siento. Cada uno a su manera, deberíamos poder decir lo que sentimos.

A veces, cuando hablamos con otras personas entramos en una especie de duelo verbal. No nos relajamos y estamos pensando en lo que vamos a decir en lugar de prestar atención. Queremos tener la razón y así no se puede empezar una conversación. Cada uno debe hacerse responsable de lo que hace, de igual modo que cada uno debe hacerse responsable de lo que quiere escuchar. Compartamos o no el mensaje, debemos seguir escuchando. 

Las personas que saben escuchar también se están comunicando con nosotros incluso sin hablar

Debemos decidir cuándo aceptar las limitaciones de los demás, porque está claro que en más de una ocasión nos tocará hablar con una pared. Pero no dejemos de comunicar aquello que necesitamos, hablemos. Hablemos libremente. Porque decir lo que pensamos y sentimos, es sacar de dentro algo que no debe estar ahí. Esto nos evitará un dolor innecesario y difícil de calmar más adelante. Que las limitaciones de los demás no nos limiten.

Ahora he tomado la actitud de escuchar más atentamente cuando  estoy con una persona que no sabe escuchar. No gasto mi energía y aprendo mucho de las cosas sobre las que no estoy de acuerdo. Aunque de lo que más aprendo es de conocerla un poquito más. A la gente le encanta hablar de sí misma. Cuando escucho, enseguida noto las necesidades. Veo si esa persona tiene un ego desmesurado, si se siente sola, si necesita sacar sus miedos, si no siente nada… Más escucho, menos juzgo. Necesitamos que nos escuchen, a veces solo necesitamos eso. 

Falta de comunicación

Amistades perdidas, problemas con la familia, la pareja. Y todo por una falta de comunicación. Demasiados malentendidos. A veces dejar volar la imaginación nos juega malas pasadas porque no captamos bien el mensaje. Si las relaciones se pierden que sea por otra razón, no por no haber sabido comunicarse.

Cada uno vivimos en nuestro mundo. Tenemos nuestra realidad en la mente según nuestra personalidad y nuestras experiencias. Así que bastante trabajo tenemos ya como para adivinar lo que siente otra persona en su mundo, con su realidad y sus experiencias. Porque hay cosas que las podemos ver distintas, como digo, cada uno en su mundo, pero también debemos reconocer que hay cosas que están en el de todos.

Cuando hablo comparto mi sabiduría. Cuando escucho la que aprende soy yo. Es necesario hacer ambas cosas

DEJA UN COMENTARIO

Your email address will not be published. Required fields are marked

Resumen de tratamiento de datos

  1. • ResponsableEmocionEscrita.com
  • Finalidad: moderar y responder comentarios de usuarios.
  • Derechos: puedes ejercer tus derechos de acceso, rectificación, supresión, oposición, portabilidad y limitación del tratamiento de tus datos enviando un correo a contacto@emocionescrita.com, acompañando copia de tu DNI o de otro documento que acredite tu identidad, así como presentar una reclamación ante la autoridad de control.

{"email":"Email address invalid","url":"Website address invalid","required":"Required field missing"}

¿Quieres más? 
Revisa nuestros artículos

Miedos
La Familia
El momento es ahora
La Navidad sin ti

Suscríbete gratis a la newsletter y te avisamos de nuevos artículos